Resistencia antimicrobiana: una amenaza creciente en salud pública

• La resistencia antimicrobiana es considerada una "pandemia silenciosa" que amenaza la sostenibilidad y disponibilidad de tratamientos a corto mediano y largo plazo en los sistemas de salud.
• Este fenómeno es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una de las diez principales amenazas a la salud pública.
• Las consecuencias de esta problemática podrían ser más devastadoras que las causadas por el coronavirus, consideran algunos expertos.

Bogotá, diciembre de 2022.- La resistencia antimicrobiana (por sus siglas RAM) es un proceso natural por el cual algunos microorganismos adquieren la capacidad de eludir, evitar o rechazar el tratamiento a los agentes con los que usualmente son combatidos.

Esta problemática ha generado una creciente preocupación alrededor del mundo, debido a que cada vez habrá una menor disponibilidad de antibióticos, lo que al mismo tiempo, traerá como consecuencia que incluso algunas infecciones consideradas leves sean intratables.

De continuar el avance de la RAM, sus consecuencias en términos de mortalidad podrían ser más devastadoras que las causadas por el coronavirus. Las proyecciones sugieren que la RAM podría provocar millones de decesos, superando incluso los fallecimientos atribuidos a enfermedades como el cáncer o la diabetes.

Adicionalmente, la RAM también puede ser considerada un riesgo para el acceso y la sostenibilidad financiera e los sistemas de salud, debido a la intensificación del gasto como resultado de la atención y cuidado de las infecciones intratables. De allí que la Organización Mundial de la Salud (por sus siglas OMS) considere la resistencia antimicrobiana como una de las 10 principales amenazas de salud pública a nivel mundial.

La RAM no solo pone en peligro la disponibilidad de tratamientos para enfermedades comunes como infecciones urinarias o infecciones respiratorias agudas sino también la continuidad de los sistemas de salud.

Cabe mencionar, que los microorganismos resistentes pueden estar en las personas, los animales y los vegetales y transmitirse entre sí; por ejemplo: el consumo de carne animal -con algún tipo de infección- podría transmitir una bacteria resistente a los seres humanos, representando un reto para la contención de su propagación y la atención clínica.

A medida que los microbios se vuelven resistentes a los medicamentos utilizados para su tratamiento, algunos de los procedimientos médicos más habituales como por ejemplo las cirugías, aumentarán los riesgos por posibles infecciones asociadas al procedimiento. El aumento en el impacto de enfermedades infecciosas ya se evidenció en 2020 cuando estas pasaron de ser la sexta causa de mortalidad en Colombia, a ser la segunda con alrededor de 73.000 eventos atribuibles, siendo superada únicamente por enfermedades del sistema circulatorio con cerca de 81.000 casos .¹

Colombia es uno de los líderes latinoamericanos comprometidos en la lucha contra la resistencia antimicrobiana que hace parte del proyecto “Trabajando juntos para combatir la resistencia a los antimicrobianos”. En este esquema, se reconocen los múltipleslos múltiples esfuerzos desde el sector privado, que en articulación con los desafíos en salud pública han encaminado el desarrollo tecnológico, la mitigación y el control de la RAM.

En consecuencia, BD, compañía líder en tecnología médica, hace un llamado a la acción “es prioritario que el marco político del país abra caminos que modifiquen el curso de la gestión antibiótica y diagnóstica desde el nivel prestacional; de tal manera que, se delimiten rutas efectivas conducentes a la moderación de la RAM ”.

La OMS ha asegurado que enfrentamos una pandemia silenciosa derivada de un problema de salud pública que va en aumento, y a la que se asocian cerca de 1,27 millones de muertes al año . En este sentido, es clave tomar conciencia al respecto y seguir el llamado de la OMS a trabajar en equipo. Según la entidad, detener y revertir los procesos de RAM, es un desafío de grandes proporciones que requiere la articulación de recursos y esfuerzos tanto del sector público como del privado, a través de un esfuerzo colectivo y con una agenda común, que integre además el estricto cumplimiento de las regulaciones existentes y la educación de los pacientes frente al tema.